La Abogacía Avanza en la Tecnología
@dalbanotorres
En un mundo de grandes desarrollos tecnológicos, la abogacía no queda exenta de sus implicancias. Ya estamos viviendo la experiencia del expediente electrónico, firmas digitales, comunicaciones DEOX, digitalización documental y de procesos. A ello podemos agregar la movilidad (uso del celular como un escritorio de trabajo), la automatización (machine learning que forma y reformula las mejores prácticas de los contratos y búsquedas de jurisprudencia), la analítica (jurimetría que permite predecir con fiabilidad el resultado de un litigio y, por lo tanto, definir la mejor de las estrategias: negociar o afrontar un juicio), etc. Vivimos la innovación constante en inteligencia artificial (chatbox y robots), en blockchain (criptomonedas y smart contracts), impresión 3D (industrial y médica), internet de las cosas (casas y ciudades inteligentes), big data, TIC en la salud (recetas e historias clínicas electrónicas, teleasistencia, realidad virtual, gadgets, IA, etc.), software as a story (SasS) y design thinking (protección de autores, marcas, patentes, diseños, etc.), TIC en nuevos instrumentos y documentos jurídicos (e-check, e-pagaré, e-factura de crédito), etc. Las noticias de la abogacía en el mundo pasan ahora, por ejemplo, por abrir oficina en el metaverso adquiriendo una parcela y oficinas en Decentraland, el metaverso de mayor proyección en la actualidad. También pasan las noticias por las transacciones seguras realizadas en España, primer país del mundo donde se realiza una compraventa inmobiliaria desde el celular, gracias a la tecnología smart contract, a través de la plataforma Pagoscertificados.com, desarrollada por la Abogacía Española, CTI Soluciones y CaixaBank. Se podría continuar con un sinfín de experiencias de este tipo, pero sabemos que todo ello debe ser regulado jurídicamente, para garantizar que las diferentes innovaciones tecnológicas sean utilizadas siempre con ética y responsabilidad, en pro del bienestar del ser humano, de las instituciones y del medioambiente. Aquí es donde entran en juego los abogados, los principales artífices de asesorar y representar a las empresas, las instituciones y a los ciudadanos en todo lo relacionado con la aplicación adecuada de las nuevas tecnologías.
En un mundo de grandes desarrollos tecnológicos, la abogacía no queda exenta de sus implicancias. Ya estamos viviendo la experiencia del expediente electrónico, firmas digitales, comunicaciones DEOX, digitalización documental y de procesos. A ello podemos agregar la movilidad (uso del celular como un escritorio de trabajo), la automatización (machine learning que forma y reformula las mejores prácticas de los contratos y búsquedas de jurisprudencia), la analítica (jurimetría que permite predecir con fiabilidad el resultado de un litigio y, por lo tanto, definir la mejor de las estrategias: negociar o afrontar un juicio), etc. Vivimos la innovación constante en inteligencia artificial (chatbox y robots), en blockchain (criptomonedas y smart contracts), impresión 3D (industrial y médica), internet de las cosas (casas y ciudades inteligentes), big data, TIC en la salud (recetas e historias clínicas electrónicas, teleasistencia, realidad virtual, gadgets, IA, etc.), software as a story (SasS) y design thinking (protección de autores, marcas, patentes, diseños, etc.), TIC en nuevos instrumentos y documentos jurídicos (e-check, e-pagaré, e-factura de crédito), etc. Las noticias de la abogacía en el mundo pasan ahora, por ejemplo, por abrir oficina en el metaverso adquiriendo una parcela y oficinas en Decentraland, el metaverso de mayor proyección en la actualidad. También pasan las noticias por las transacciones seguras realizadas en España, primer país del mundo donde se realiza una compraventa inmobiliaria desde el celular, gracias a la tecnología smart contract, a través de la plataforma Pagoscertificados.com, desarrollada por la Abogacía Española, CTI Soluciones y CaixaBank. Se podría continuar con un sinfín de experiencias de este tipo, pero sabemos que todo ello debe ser regulado jurídicamente, para garantizar que las diferentes innovaciones tecnológicas sean utilizadas siempre con ética y responsabilidad, en pro del bienestar del ser humano, de las instituciones y del medioambiente. Aquí es donde entran en juego los abogados, los principales artífices de asesorar y representar a las empresas, las instituciones y a los ciudadanos en todo lo relacionado con la aplicación adecuada de las nuevas tecnologías.
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