Comunicar el Derecho: ¿Qué hacemos los abogados en las redes sociales?

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Los abogados en la era de las redes sociales asumen un gran compromiso con la sociedad, en el marco paulatino de una Justicia que intenta ser más cercana a la gente. Las redes sociales juegan un rol fundamental en el marco de acercar a los profesionales con la gente.

Introducción

Respirá antes de leer estas líneas. 

Vivimos rodeados de oxígeno, es lo que está ingresando en tu cuerpo a través de tus fosas nasales mientras leés este artículo. ¿Eras plenamente consciente de ello antes de que lo mencionara?

Así como el oxígeno -elemento fundamental para el desarrollo de la vida humana- pasa desapercibido, el derecho y el sinfín de implicancias que este tiene para la vida en sociedad pasan inadvertidos por el trajín diario de las personas. 

Aún recuerdo de mis años de universidad una definición de Derecho que quedó en mí grabada para siempre: “Orden social justo”.

Resulta llamativo que la mayoría de las personas no tomen real dimensión del alcance que tienen el Derecho, las leyes, y la Justicia en el día a día de la vida en sociedad.

Desde el contrato de compraventa que celebramos para llevarle chocolates a nuestra pareja, las potestades que ejercemos cuando llevamos a nuestros hijos a la escuela o el reclamo que hacemos porque un servicio se nos fue otorgado deficientemente, todo esto, y mucho más, es el Derecho

En este contexto, me pregunto: ¿cuál debería ser el rol de nosotros, los abogados, en las redes sociales?

Las redes sociales, aunque resistidas por una masa crítica no menor de abogados, son las herramientas que nos permiten un alcance antes inimaginado. Su preeminencia por sobre la radio, la televisión y los diarios demuestran fehacientemente que los nuevos mensajes llegarán por otros medios. 

Influencers: de Mirtha Legrand a Fernando Burlando

Por más raro que parezca, los influencers no son nada nuevo. A lo largo de la historia de los medios de comunicación hubo personas que con sus mensajes influenciaron a un grupo de personas. 

Y cuando digo influenciar, no me refiero al aspecto más maquiavélico o manipulador de la expresión, sino a la capacidad de generar identificación en un público concreto y a partir de ahí llevar un mensaje

Ahora bien, en el pasado, para esa condición, había que tener acceso a un canal de televisión o a una radio o, al menos, escribir en un diario. 

Hoy la realidad marca otra cosa, aunque muchos no quieran aceptarlo: ninguna persona menor de 25 años mira TV, escucha radio o lee diarios. Y, si lo hace, en el mejor de los casos, le dedica una pequeña porción de su tiempo en comparación al tiempo que pasa pegado a su teléfono mirando las redes sociales. 

Hoy no es necesario contar con la parafernalia de un canal de televisión con cámaras, miles de empleados, sistemas digitales de video, etc., para tener la misma audiencia que tiene Mirtha Legrand. Fernando Burlando —por poner un ejemplo extremo y que seguramente traerá polémica— tiene la misma audiencia (seguidores) en su cuenta de Instagram.

Es decir, una persona con un teléfono e internet tiene las mismas posibilidades de ser igual de masivo que cualquier estrella de los medios de comunicación tradicionales. Sé lo que están pensando, ¡no es tan fácil! Obvio que no, pero las posibilidades están. Las formas de poder conseguirlo dejémosla para otra ocasión. 

“Todo poder conlleva una gran responsabilidad”

Estas sabias palabras, en la voz de su tío agonizante, retumban en Peter Parker (Spiderman) cada vez que tiene que usar sus poderes arácnidos.

Esas mismas palabras son las que deberían resonar en los abogados cada vez que se abocan a la tarea de crear contenido en redes sociales.

El enorme poder de estas no tiene que ser subestimado y, en virtud de esa prerrogativa, me animo a compartir con ustedes algunas reflexiones.

Comunicar el derecho. Hablar claro

Los abogados debemos ser plenamente conscientes de nuestra misión de comunicar el Derecho. Y esta cuestión, hoy en día, en virtud de lo dicho, no se subsume solamente al ámbito privado de una consulta puntual de un cliente.

Es imperioso que los abogados acerquemos el Derecho a las personas. La sociedad es el lugar donde el Derecho se desenvuelve y ahí tenemos que estar nosotros para comunicar esa realidad de la mejor manera posible. 

Hoy, redes sociales mediante, tenemos la enorme chance de ser “micro influencers” del derecho y con discurso llano convertirnos en referentes ocupados en enseñar el día a día del derecho de las personas. 

Y si de comunicar se trata, es preciso dejar en claro que el mensaje más eficiente es aquel que comunica claramente y hace mella en los receptores. No tenemos que demostrar que somos leguleyos o que sabemos con minuciosidad quirúrgica qué establece el inciso 2 del decreto ley 565/83.

Probablemente, nuestra afición —desmedida, en mi opinión— por usar términos que solo los abogados entendemos sea una de las causas de por qué la gente se siente tan lejana al Derecho. Es hora, entonces, de que, así como la Justicia está dando indicios de ir hacia un nuevo paradigma de lenguaje claro, nosotros también seamos protagonistas y artífices de esta nueva realidad y asumamos el rol de comunicadores con el fin de que el Derecho se entienda. Hablemos claro. 

La responsabilidad social

¿Por qué deberíamos los abogados emprender esta empresa de comunicar el Derecho?

La respuesta es simple: responsabilidad social. Claro es que, si queremos mejorar la sociedad, no podemos limitar nuestro rol al de simples operadores jurídicos. Tenemos la oportunidad de construir ciudadanía empoderando con información sobre sus derechos a las personas. Indefectiblemente, ese camino construye una sociedad más justa, y una sociedad más justa es una sociedad mejor para todos. Incluso para nosotros, los abogados. 

Nuestra nueva tarjeta de presentación

Hace un tiempo era normal darnos a conocer únicamente por medio de una fría tarjeta que, con unos pocos datos nuestros, pretendía generar la confianza para que los potenciales clientes nos elijan como sus abogados. Hoy en día, el dar una tarjeta es la antesala para que los interesados nos busquen en Google, o en la red social del momento.

En marketing, se define a la marca personal como la huella que dejamos en los demás, como el recuerdo que estos tienen de nosotros. Precisamente, son las redes sociales ese instrumento ideal por el cual podemos trabajar nuestra marca personal y enfocarnos en hacerlo de la mejor manera para que nos beneficie en todos los sentidos de la profesión.

En ese sentido, aportar valor, posibilitar la cercanía y aconsejar respecto de esos “dolores jurídicos” (Ver cita Nº1) por los cuales todos pasamos en algún momento de nuestras vidas puede ser la llave para convertirnos en referentes y alimentar la nueva confianza digital. Dicha confianza no va a ser producto de la publicidad tradicional, sino de la posibilidad de acercar el Derecho a todos y, mediante el feedback, saber ir construyendo el mensaje adecuado a nuestra audiencia y, eventualmente, este idea y vuelta podrá culminar en una consulta privada. Todo ello, por supuesto, sin soslayar las normas éticas que rigen nuestra profesión.

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